domingo, 22 de marzo de 2015

La reverencia sin cara

Vive dentro de todos,
esperando a que la llamemos.
Puede ser y venir de mil maneras,
como el dolor se presenta en diversas penas.

La tomamos como una madre,
que al tocarnos abre la tierra,
y nos deja amamantarnos…

La vemos como el final,
sin tomar en cuenta de que de ella venimos,
y de ella morimos…

Para unos puede ser la única e inigualable,
pero para otros es mera desdicha y mera barrera.

Unos la adoran,
y otros la evitan.

Yo la espero,
preguntando lo mismo.
¿Por qué le tememos?,

¿qué es uno sin ella?

-Edgar Aranda

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